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El cáncer de pulmón es la enfermedad resultante del crecimiento anormal de células en el tejido pulmonar. Proveniente de células epiteliales, este crecimiento generalmente maligno, puede derivar en metástasis e infiltración a otros tejidos del cuerpo.
Los síntomas más frecuentes suelen ser dificultad respiratoria, tos —incluyendo tos sanguinolenta— y pérdida de peso, así como también dolor torácico, ronquera e hinchazón en cuello y cara.
El cáncer de pulmón es clasificado en dos tipos principales, en función del tamaño y apariencia de la células malignas: el cáncer pulmonar de células pequeñas (microcítico) y el de células no pequeñas (no microcítico). Esta distinción condiciona el tratamiento y así, mientras el primero por lo general, es tratado con quimioterapia y radiación, el segundo tiende a serlo además, mediante cirugía, láser y terapia fotodinámica. La causa más común de cáncer de pulmón es el tabaquismo, siendo el 95 por ciento de pacientes con cáncer de pulmón fumadores y ex fumadores. En las personas no-fumadoras, la aparición del cáncer de pulmón es resultado de una combinación de factores genéticos, gas radón asbesto, y contaminación atmosférica, incluyendo humo secundario (fumadores pasivos). El diagnóstico temprano del cáncer de pulmón es el principal condicionante para el éxito en su tratamiento.
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